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ALEJANDRO CASONA
OTRA VEZ EL DIABLO (249)
PORRUA CIA
Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 970077184-9
Encuadernación: TAPA SUAVE
Año de edición: 2010
Colección: SEPAN CUANTOS
Otra vez el diablo es una historia dividida en tres jornadas y un amanecer. Si los milagros no requieren justificación, el amor en cambio sí necesita comprobación. Poesía, ingenio, intuición y vehemencia creadora son los rasgos esenciales de esta obra tan sugestiva y palpitante.
Nuestra Natacha plantea el problema de convivencia y de justicia social, referido al aspecto de rehabilitación psicológica y moral de los adolescentes recluidos en un reformatorio.
INDICE Prólogo
Bibliografía
Otra vez el diablo
Jornada primera
Jornada segunda
Jornada tercera
Amanecer
Nuestra Natacha
Acto primero
Acto segundo
Acto tercero
Prohibido suicidarse en primavera
Acto primero
Acto segundo
Acto tercero
Los árboles mueren de pie
Acto primero
Acto segundo
Acto tercero
Alejandro Casona
Había nacido en el pueblo de Basullo, perteneciente al Concejo de Cangas de Onís, provincia de Asturias, el 23 de marzo de 1903, hijo de don Gabino Rodríguez Álvarez y de doña Faustina Álvarez García; hasta los cinco años vivió en Casona, y allá había comenzado, con la ilusión de niño pueblerino, a establecer contactos con el mundo sobrenatural de ciertos juegos infantiles. Inmediatamente después, hasta que cumplió diez años, radicó con su familia en Villaviciosa. Luego, en el Instituto Jovellanos, en Gijón, cursó los primeros años de bachillerato, que continuó después en el Instituto de Murcia; aquí se le despertaría, definitivamente, la vocación del teatro, por lecturas y por la práctica de la representación escénica con un grupo de compañeros que ofrecían funciones populares en las aldeas comarcanas, desde luego en San Pedro del Pinatar.
El ambiente de Murcia era de lo más grato. Se había fundado el Conservatorio de Música y Declamación, y allí ingresó el joven, se llamaba Alejandro Rodríguez Álvarez, a estudiar arte dramático y realizar pruebas prácticas en funciones de fin de cursos. También, ya con el ansia de la literatura, se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras. Aquella vida placentera, formativa del propio espíritu ´´evangélico´´, duró hasta 1922, cuando se trasladó a Madrid a cursar la carrera de maestro, como su padre lo era, en la Escuela Superior del Magisterio, donde conocería y se enamoraría de la mujer que luego fue su esposa y compañera, también maestra, Rosalía Martín Bravo.